Cuándo llevar a los niños a un psicólogo
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Existen varios patrones de comportamiento que pueden ayudar a visibilizar la necesidad de una ayuda externa para gestionar ciertas emociones. Cuando somos padres o madres depositamos toda nuestra atención en nuestros hijos. Estamos alerta de enseñarles los valores óptimos para su supervivencia en la sociedad, vigilamos sus múltiples necesidades, les aconsejamos cuando tienen dudas o les abrazamos cuando están tristes.

Pero también, como padres o madres, hay veces que no conseguimos solucionar aquello que preocupa a nuestros pequeños y lo cierto es que, llegados a esta situación, la mejor idea va a ser recurrir a un psicólogo infantil.

Lejos de ser un abandono emocional como padres, esta alternativa es algo que engrandece la labor de las figuras paternas. Y es que hay momentos en los que lo que le ocurre a nuestros hijos se nos escapa, no por falta de voluntad o empatía, sino porque necesitan unas herramientas cuya obtención requiere de la ayuda de profesionales que van a tratar sus problemáticas de forma individual.

Detectar que puede existir una problemática que necesite una gestión emocional específica es el primer paso a la hora de acudir a un profesional. El Gabinete PsicoAbreu dispone de un amplio equipo de psicólogos en Málaga perfectamente capacitados para trabajar con la comunidad infantil. Tienen la certeza de que muchos de los problemas que arrastramos en la edad adulta tienen su raíz en nuestra infancia, por lo que llevan a cabo un trabajo acurado para ayudar a los más pequeños a gestionar sus miedos y dudas.

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Pautas de comportamiento que indican que algo no va bien

Hay algunas señales claras que, si se perpetúan en el tiempo y como padres no conseguimos dominar, son indicativos de que el niño tiene algún problema:

- Reacciones o conductas agresivas. Normalmente sucede porque al niño le ocurre algo que no sabe explicar o gestionar, debido a su normal falta de herramientas. Este hecho es el que hace que pierda los nervios y explote, dando paso a situaciones tensas, agresivas o incluso violentas.

- Retroceso en el desarrollo. Utilizan esta estrategia de forma inconsciente para visualizar que alguna cosa en su interior no funciona bien y, de este modo, consiguen sentirse protegidos por los demás.

- Cambios en la forma de actuar. Que algún niño cambie la manera en la que se relaciona con los demás es un indicativo de que hay alguna cosa que se ha modificado en su interior. Esto también se nota con la falta de concentración.

Marisol Nuevo Espín

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